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Monster

Veo esta película y no puedo menos que sentirme parcialmente identificada con la protagonista y no creo que muchas mujeres sientan distinto. Monster es una película basada en hechos reales, y aunque éstos hechos siempre están alterados por la mirada de un director y de un guionista y de una pantalla que censura y recorta, lo real de esta película no está en la historia única de Aileen Wuornos, si no en lo mucho en común que tiene esa historia con nuestra vida cotidiana. 
la actriz interprentado a Aileen y la propia Aileen

Vamos por partes, Monster es una película interpretada por Charlize Theron y la maravillosa Christina Ricci (sí, me encanta desde que apareció en Los locos Adams); dirigida por Patty Jenkins (Wonder Woman).Está basada en la vida de Aileen Wuornos (una prostituta que asesinó a siete hombres) y ha ganado por película y por la actuación de la protagonista un buen número de premios. Y es que la interpretación de Charlize Theron no puede menos que sorprenderte, sobre todo el maquillaje que hace que la actriz sea prácticamente irreconocible, pero además esa actitud entre la locura y la grandiosidad que es definida en las primeras frases de la película y que la actriz logra plasmar en cada movimiento, en cada palabra. 

En la película Aileen  (Threron) es una prostituta a punto de quitarse la vida, antes de eso decide usar los últimos cinco dólares que ha ganado. Es ahí donde conoce a Selby (Ricci) lesbiana e hija de una familia bastante religiosa que pretende curarla de su homosexualidad. Aileen es golpeada, violada, y está a punto de ser asesinada en una escena que no puedo calificar más que de brutal y ella se ve obligada a matar al violador para salvarse la vida.  Eso desencadena una serie de asesinatos que surgen del trauma  primero, pasan por su sed de superación personal, sed de justicia y final y simplemente como eliminación de testigos. 

La sensación que me deja es de profunda desazón, porque al fin y al cabo es una mujer incapaz de salir del agujero en el que la pusieron, una mujer que intenta vivir una vida más normal y cae en la cuenta,como tantas mujeres, de que ser prostituta no es un trabajo, si no parte de la definición de sí mismas, un tatuaje, un estigma, una letra escarlata, la mácula con la que deben vivir para siempre. Y en ese agujero oscuro del que no puede salir ni siquiera después del trauma de haberse visto obligada a asesinar, es donde la protagonista va destruyéndose y destruyendo el alma que ella considera cada vez menos limpia. 


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